Invocando la reforma constitucional sancionada el 1994, que agregó el inciso 17 a su artículo 75, se han producido en nuestro sur, ocupaciones y reclamos de tierras totalmente improcedentes, que afectan ante el desconocimiento o desinterés de estos sucesos por muchos argentinos y la pasividad, cuando no la colaboración de autoridades en el orden nacional, provincial y municipal, nuestra soberanía territorial, violentando además garantías esenciales, consagradas por los artículos 14 y 17 de nuestra Constitución.-
Sus autores son los Mapuches, que carecen en absoluto de derechos para sus reclamos y violencias, por no ser el suyo “un pueblo originario” de nuestro país.-
Lamentablemente cuentan en su accionar con el apoyo o la pasividad de organismos dependientes del estado, del obispado de Neuquén y de organismos que se crearon para proteger derechos humanos, que aparentan con su proceder desconocer nuestro pasado histórico o un gran desinterés por defender lo nuestro.-
El hoy llamado pueblo Mapuche, nuevo nombre que han tomado en el siglo XX las naciones Araucanas, es originario del Arauco, en la hermana Republica de Chile.-
Que hay entonces detrás de esto.- Como paso inmediato, un gran negocio inmobiliario, del que son protagonistas indígenas (no todos) de ascendencia chilena, de raza Andido-Peruana, que cuentan con el apoyo económico de intereses foráneos (La principal OIG –Mapuche International Link- que los apoya, tiene su sede en 6 Lodge Street, Bristol, Inglaterra.- También operan desde Holanda).- Como segundo paso, la desmembración de parte de nuestro territorio.-
Los Mapuches, originariamente denominados Aucas, fueron llamados araucanos por lo españoles que entraron a Chile durante la conquista y posteriormente por nosotros hasta fines del siglo XIX.-
Su territorio original (el Arauco), estaba perfectamente delimitado en Chile (ya que eran sedentarios, por ser además de cazadores y recolectores, agricultores).- Sus limites eran el río Bio Bio al Norte, el Toltén al Sur, el Océano Pacifico al Oeste y la cordillera de los Andes al Este.-
Por eso vivían en Rucas, casas hechas de madera en las regiones boscosas o de piedra en las montañosas, a diferencia de nuestros aborígenes, de ascendencia Pampeana, que como eran nómades, vivían en toldos de cueros, fácilmente transportables en sus continuos traslados.-
Los indígenas Araucanos se caracterizaban por su baja estatura (alrededor de l m. 60), siendo su torso mayor que sus extremidades, a diferencia de nuestros tehuelches que eran altos, atléticos, muy bien proporcionados.- Median nuestros Guenaken (llamados también Puelches o Pampas Serranos) y los Gununa Kena o Pampas, alrededor de 1 m.70/1 m. 75.- Los Aoniken (Patagones), eran aun más altos (1m. 80/1 m. 92).-
También se diferenciaban por la forma de sus cabezas, unos eran braquicéfalos, los otros Dolicocéfalos.-
Los araucanos, estaban mucho más adelantado que nuestros aborígenes sureños.- Conocían el arte del tejido para su vestimenta, mientras nuestros indígenas se cubrían con pieles de los animales que cazaban, cocidas con tientos entre sí.-
Finalmente también sus armas eran diferentes, la lanza contra la bola.-
Vemos que se trataba de pueblos totalmente distintos, que comenzaron a comunicarse por la presión de los españoles en Chile y más aun con la llegada y uso del caballo, que les permitió tener originariamente tratos y relaciones comerciales.-
Pero los hechos que se produjeron en la última parte del siglo XVIII y más aun en el siglo XIX, durante el proceso de emancipación de Chile (la llamada guerra a muerte), hicieron que los aborígenes del oeste de los Andes entraran masivamente primero a malonear y posteriormente a asentarse y posesionarse de nuestro mal llamado desierto, venciendo y lanceando por su superioridad numérica y mejor preparación para la guerra, a nuestros naturales, que debieron cederles sus asentamientos y tierras.-
Con que derecho invocan entonces el carácter de “pueblo originario” en suelo argentino.- Con ninguno.-
Pasemos ahora a analizar el poblamiento actual en Argentina de los hoy denominados Mapuches.-
Outes y Bruch en su opúsculo publicado en 1910 sobre “Los Aborígenes en la República Argentina”, nos informan que los Araucanos, que a partir de mediados del siglo XVIII fueron ocupando espacios de nuestros pampas, no pasaban en nuestro país en esa época (principios del siglo XX), de unos pocos centenares de personas, diseminados en la provincia de Buenos Aires y las gobernaciones de La Pampa. Neuquén y Río Negro.-
Horacio Zapater, que a mediado del siglo XX viajo al país Araucano (el Arauco en Chile), explica con claridad en las “Notas de su Viaje por el país Araucano”, el problema de su aumento poblacional y gran expansión, que se extiende hoy también a nuestro país.-
La cultura araucana, en su tierra de origen (Chile), se encontraba en 1950 en una encrucijada.- Algunos buscaban la asimilación a la civilización occidental católica.- Otros se aferraban a sus tradiciones.-
La familia Araucana era ya en ese entonces muy numerosa, merced a que el termino medio de hijos de cada familia rondaba en seis o siete y que carecían de enemigos que los diezmasen, desde que en Chile fueron batidos por el coronel Urrutia, en la misma época de las campañas de Neuquén del general Villegas.-
Explica Zapater que tras pacificarlos (1883), el gobierno de Chile dispuso que se le repartieran extensiones importantes de tierra en el Arauco para su subsistencia, pero esta disposición no se cumplió.-
En Chile se pensaba que conviviendo el aborigen con el hombre blanco, por su debilidad para soportar las enfermedades de estos últimos, como eran por ejemplo en esos tiempos la peste y el cólera, estas los diezmarían y con ello y el lógico mestizaje, estaban llamados a la extinción.-
Nada de eso ocurrió.- Hoy su número es varias veces mayor que en épocas de la guerra del Arauco, y por sus reclamos de tierras en Chile por medios violentos, se les aplica la ley antiterrorista, reprimiéndose con severidad por las fuerzas de seguridad (carabineros), sus intentos de apropiación de tierras y sus desmanes.-
En cambio en nuestro país no se los reprime.- Por ello cada vez son más los que cruzan la frontera a nuestra sur y aunque sus padres o sus abuelos son chilenos de nacimiento, pretenden derechos sobre tierras que tienen legítimos propietarios y que a ellos no les correspondieron jamás.-
Su numero actual en la Argentina, se estima que supera las 120.000= personas, de los cuales cerca de 80.000= están en Neuquén y nuestro sur.- Pero debe hacerse respecto de las mismas una diferenciación.- Son muchos -sobre todo los más antiguos en Argentina-, los que están asimilados a nuestro modo de vida, se sienten argentinos, que por cierto lo son y no participan ni apoyan el movimiento denunciado.- Ellos son ajenos a estos reclamos y a este proceder de las comunidades organizadas para usurpar.-
Conviene aclarar que “Pueblo Originario”, es conforme las convenciones de la O.I.T Nº 107 del 1957 y Nº 169 de 1989 y la ley nacional Nº 23.302, aquel que vivía en nuestro territorio, o en una parte de nuestro territorio, en el momento de la conquista y colonización española.-
Finalmente, debe tenerse en cuenta que estas comunidades organizadas, mediante el uso de la fuerza, usurpan y ocupan campos y terrenos que no les pertenecen por ser legalmente de propietarios privados, del Estado o de Parques Nacionales.- Así, solo a titulo de ejemplo, han desalojado de su colegio Mamá Margarita en el Parque Lanín, zona del Lago Lacar, a las educadoras Salecianas, han prohibido el culto en una capilla católica de Quila Quina ubicada dentro de un Parque Nacional, ocuparon un hotel 5 estrellas en Piedra Pintada, en Villa Pehuenia, ocuparon el cerro Belvedere en La Angustura, la estancia Tiger Way en el lago Quillen, piden 500 hectáreas en tierras aledañas al cerro Otto en Bariloche, un campo de la escuela militar de montaña en el Circuito Chico, cobran peajes para cruzar caminos públicos de nuestra patria, invocando que están en tierra mapuche, han bajado de au mástil en un campo militar nuestra azul y blanca, para reemplazarla por la bandera que han diseñado a fines del pasado siglo XX y han realizado más de 400 ocupaciones de tierras ricas.- Reclaman y/u ocupan como propias, nada menos que varios millones de hectáreas.-
No puede dudarse, que su pretensión final, es tener un estado Mapuche independiente, dentro de nuestra República Argentina, ya que como confiesan, ellos no se sienten argentinos, sino mapuches.-
Excelente artículo. Vivo luchando a brazo partido contra el desconocimiento de la historia y contra los que los denominan pueblos originarios.
ResponderEliminarLas mentiras sobre el pueblo originario mapuche
ResponderEliminar“Ya todo ha sido dicho pero como nadie escucha hay que volver a empezar” (André
Gide).
El pueblo originario mapuche ha forjado una compleja historia de más de 300 años de
resistencia a la dominación de la corona española. Finalmente, sólo fue sometido
militarmente hacia fines del siglo XIX, cuando los ejércitos chileno y argentino llevaron
a cabo la operación militar denominada “Pacificación de la Araucanía” en Chile, y
“Campaña al Desierto” en nuestro país, consolidando de este modo, las fronteras de
ambos países en un proceso en el cual el genocidio signó la conformación de ambos
estados nacionales para luego transformarse en etnocidio o genocidio cultural.
Frecuentemente suele afirmarse, atentando contra la inteligencia humana, que los
mapuches “son chilenos”, “terroristas apoyados por los kurdos, la ETA y las FARC”; y
que “quieren crear un estado independiente”. Todas estas falsedades malintencionadas
suelen ser transmitidas por seudo historiadores y periodistas al servicio de los medios
concentrados, aunque la usina productora de estas afirmaciones debemos rastrearla en las
ideologías dominantes desde fines del siglo XIX, sustentadas permanentemente por las
oligarquías dueñas del país. Con sólo observar y analizar quiénes atacan a los mapuches,
podremos darnos cuentas acerca de cuáles intereses se esconden detrás de dichas
mentiras, pero que resultan de suma utilidad en momentos en que la avidez por la
ocupación de territorios para ciertas explotaciones o solo para la mera especulación
financiera está a la vista.
Por otra parte, dichas opiniones vertidas por autores no especializados, son presentadas
como si fuesen un análisis profundo y certero de la realidad social. Sin embargo, no
incorporan los aportes desarrollados desde las diferentes disciplinas científicas en las
últimas décadas, tanto en el ámbito nacional como internacional, referidos a la cuestión
étnica, indígena y en particular en relación al pueblo mapuche.
En estos momentos, de vulnerabilidad institucional democrática, agravada por la
desaparición forzada de Santiago Maldonado y la existencia de presos políticos indígenas
en distintas provincias del país (Chubut, Jujuy, Formosa, etc.), debemos plantear la
problemática con suma seriedad y responsabilidad, instando a las autoridades e
instituciones involucradas a tener en cuenta los instrumentos legales específicos vigentes.
En este sentido vale la pena recordar que resulta por demás conocido que la vulneración
del derecho a la “diversidad” constituye una de las violaciones a los derechos humanos
que se efectiviza en la negación de ciertos reclamos colectivos en los planos económico,
político, social y cultural de los pueblos indígenas. El Convenio 169 de la OIT, Artículo
2º, Inc. 1º señala: “Los gobiernos deberán asumir la responsabilidad de desarrollar, con
la participación de los pueblos interesados, una acción coordinada y sistemática con miras
a proteger los derechos de esos pueblos y a garantizar el respeto de su integridad”. Por su
lado en el Artículo 4º, Inc. 1º del mismo Convenio establece: “Deberán adoptarse las
medidas especiales que se precisen para salvaguardar las personas, las instituciones, los
bienes, el trabajo, las culturas y el medio ambiente de los pueblos interesados”. En estos
momentos está por vencerse la prórroga otorgada a la Ley Nº 26.160 “de Emergencia
territorial en favor de las comunidades indígenas”, de carácter nacional, destinada a evitar
desalojos compulsivos y regularizar la tenencia territorial de las distintas comunidades.
Resulta imperioso instar al Congreso de la Nación a efectuar dicha prórroga, dado que de
no realizarse, muchos conflictos territoriales cada vez más serios podrían producirse en
un futuro cercano.
Dr. Juan Carlos Radovich
Antropólogo Social (Profesor Titular UBA – Investigador Principal del CONICET)
Instituto de Ciencias Antropológicas (ICA)
Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) – Universidad de Buenos Aires (UBA)
Pobre viejo violado, entienda que su padre nunca mas le tocara el pilin sin su permiso. Ojala dios le perdone señor RATAbitch.
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