jueves, 20 de mayo de 2010

NUESTRA INTEGRACION TERRITORIAL

Academia Provincial de Ciencias y Artes de San Isidro.-
Conferencia de ingreso como miembro correspondiente de
Roberto Edelmiro Porcel.- 22 de abril del año 2.010.-


I.-

Cuando se habla de la generación del 80 y nuestra integración territorial, el primer nombre que salta a nuestra memoria es el de Julio Argentino Roca, militar, político y estadista por sobre todas las cosas, el hombre que como militar primero y presidente después, llevó adelante la ocupación real y efectiva de todo el territorio nacional.-

En aquella época, nuestra vasta geografía estaba poblada en escasas superficie, tanto en el centro norte como en el sur, por indígenas, que dominaban no obstante miles de hectáreas ociosas.-

En el Norte, teníamos las actuales provincias de Chaco, Formosa, Noreste de Salta y norte de Santa Fe y Santiago del Estero, el llamado Impenetrable, parte del Gran Chaco Gualamba, dominado por nuestros Pueblos Originarios, pertenecientes según D’orbigny a las raza Pampeana, los Guaycurues y Mataguayos y Brasilio – Guaraní, los Chiriguanos.-

En el Sur, trazando una línea desde Mendoza a través del Río Diamante hasta el Salado o Chadileubú, continuando por el río Quinto en su curso por San Luis y Córdoba y el río Salado, desde su naciente en el noroeste de Buenos Aires hasta su desembocadura en el Atlántico, más allá de las poblaciones de frontera o fuertes de avanzada, y teniendo como limite sur el Rio Negro y el Limay, lo detentaban los Ranqueles y aborígenes invasores procedentes de Chile, que ocupaban el mal denominado Desierto y la región de entre ríos Sur.-

Estos últimos se puede decir que eran indígenas recién llegados, causantes del exterminio de nuestros aborígenes originarios, Tehuelches y Pehuenches, que sometían a todos los no eran indios de origen trasandino, o sea Huilliches, Araucanos o Picunches, más allá de que fueran blancos (huincas) o aborígenes (guenaken o gununa kena), haciendo vivir a los que poblaban al sur del ría Salado, sometidos a la constante incertidumbre de su suerte, de su vida o de su muerte, cuando resonaba en la pampa los gritos de sus lanceros y chocaban el suelo los cascos de su caballada, avisando la llegada del malón, asesino y ladrón.-

Ese malón que robaba nuestra riqueza ganadera para negociarla abiertamente y sin vergüenza en Chile, que mataba sin piedad por igual a nuestros sacrificados pobladores, a nuestros pueblos originarios y a los valientes fortineros, que secuestraba sus mujeres y sus niños para esclavizarlos o para venderlos.-

Que cómodo es señores, hoy para algunos, desde la seguridad y tranquilidad del mundo civilizado que nuestros antepasados nos legaron, criticar con mentira y vileza a los que hicieron la Argentina, regando la tierra con su sangre o explorando la misma con el sacrificio de sus privaciones, sus sufrimientos y su coraje.-

Militares como Julio Argentino Roca y sus hermanos Rudecindo y Ataliva, Conrado Villegas, Eduardo Racedo, Nicolás Levalle, Napoleón Uriburu, Hilario Lagos, Lorenzo Wintter, Marcelino Freyre, Salvador Maldonado, Teodoro García, Enrique Godoy, Rufino Ortega, Nicolás Palacios y Manuel Ruybal entre otros destacados jefes que a pesar de sus meritos me veo forzado a omitir nombrar, a exploradores de la talla de Carlos Moyano, primer gobernador de Santa Cruz, Ramón Lista que lo sucedió y murió posteriormente en el Pilcomayo, Luis Jorge Fontana, primer gobernador de Chubut y el grande entre los grandes, el perito Francisco P. Moreno, que impuso gracias a los conocimientos adquiridos en las exploraciones realizadas en su juventud, años más tarde, la teoría de las altas cumbres en el diferendo fronterizo con Chile, contra la tesis de Barros Arana.-

No puedo dejar de mencionar al benemérito marino, explorador y primer poblador de la isla Pavón como prueba de nuestra soberanía en Santa Cruz, don Luis Piedra Buena, al teniente coronel de marina Martín Guerrico, el almirante Rivadavia, el comodoro Py y tantos otros marinos que llevaría largo tiempo enumerar, a lo largo de de esta breve exposición.-

Ellos y nuestros heroicos fortineros y soldados de los cuerpos de línea, hoy olvidados por muchos y lamentablemente muchas veces desconocidos, fueron la cabeza de un gran cuerpo integrado por hombres anónimos para la historia, pero grandes para la patria, que hicieron con su valor y sacrificio, que nuestra azul y blanca flameara en el llamado desierto, en Neuquén, en la Patagonia y en Tierra del Fuego.-

A ellos señores, honor y gloria.--

A ellos y a los que igual misión cumplieron en nuestro Norte.-

Debo citar nuevamente a Luis Jorge Fontana, que dejó uno de sus brazos en el río Pilcomayo luchando con los Tobas, a Carlos O`Donnell, al coronel Olascoaga, a Manuel Obligado, a Juan Sola, a Francisco Bosch, a José María Uriburu, a José Ferreyra, al entonces Cnel. Ignacio Fotherigham, entre varios otros, que hacen que también esta nomina peque de incompleta.-

Fue en el año 1884, con Roca como presidente de la República, cuando su ministro de guerra Benjamín Victoríca, puso fin a la ocupación del Chaco, durante la campaña que dirigió personalmente y culminó con el encuentro de las tropas en Las Juntas del Bermejo y el Teuco, en el cuartel general de Cangayé, quedando abierto el paso para la civilización desde Colonia Rivadavia en Salta, hasta Formosa sobre el río Paraguay y Resistencia sobre el Paraná.-

El territorio de nuestro país, medio país, finalmente se había integrado.-

II.-
Es por eso que hoy llama nuestra atención e indignación, que autoridades de la Nación, Provinciales o Municipales, traten con tanta benevolencia y concesiones, los abusos y ocupaciones que sufre nuestro sur, por parte de los denominados aborígenes Mapuches, de origen trasandino, de raza Ando-Peruana, Rama Araucana.-

Y digo denominados, ya que originalmente se llamaban RECHES, posteriormente se los conoció como AUCAS, más tarde, por Ercilla, se los denominó ARAUCANOS y recién ya entrado el pasado siglo XX, se les dio el nombre de MAPUCHES, tan nuevo para ellos, como nuevos son ellos en nuestra tierra, que reclaman, pretextando falsamente ser originarios.-

Que hay detrás de esto.- Además de un gran negocio inmobiliario, la intención aviesa de crear un territorio propio y soberano dentro de nuestras fronteras, con su propia bandera.-

La reforma constitucional del año 1994, modifico e incorporó al artículo 75, mediante el inciso 17, la concesión de tierras comunitarias, a las comunidades de nuestros olvidados “pueblos originarios”, que hoy solo existen en nuestro norte, mediante el cumplimiento de ciertas condiciones.- Ellas son entre otras, que esas tierras hubieran sido originalmente de sus primitivos ascendientes al tiempo de la conquista y que continuaran en su ocupación efectiva.-

Ahora bien, ¿que es un pueblo originario?

La respuesta nos la da el Convenio Nº 169 de la O. I. T. sobre Pueblos Indígenas y Tribales en países independientes, del año 1989, que siguiendo los parámetros de las normas del Convenio 107 sobre Poblaciones Indígenas y Tribales de 1957, aprobado por ley 14.932, denominó así a “los pueblos en países hoy independientes, considerados indígenas, por el hecho de descender de poblaciones que habitaban en un país determinado o en una región geográfica del mismo, en la época de su conquista y colonización”.-

Por su parte, nuestra Ley Nacional 23.302, sancionada el 30 de septiembre de 1985, sobre Política Indígena y Apoyo a las Comunidades Aborígenes, en su artículo segundo, dispone expresamente: “Se entenderá como comunidades indígenas a los conjuntos de familia que se reconozcan como tales, por el hecho de descender de poblaciones que habitaban el territorio Nacional en la época de la conquista o colonización, e indígenas o indios a los miembros de esas comunidades”.-

El Convenio citado en segundo termino, el Número 169, fue aprobado por el Congreso Nacional por la Ley Nº 24.071, del 7 de abril de 1992.-

Por supuesto, el inciso 17 del artículo 75 de nuestra Constitución, que sancionó medidas de amparo a nuestros pueblos originarios, es posterior a estas disposiciones internacionales y nacionales que determinaron claramente que debe entenderse como pueblo originario de un país .-

Además la ley 26.160, promulgada el 26 de noviembre del año 2006, ratificó que ese amparo es solo para las comunidades “indígenas originarias del país” y respecto de tierras ocupadas tradicionalmente por dichas comunidades, no por un individuo o una familia aislada de esa comunidad.- Nuevamente nos remontamos a la conquista española.-

Finalmente la ley exige que esta ocupación tradicional, actual y pública, deba estar fehacientemente acreditada.-

Por eso señores, es ridículo, absurdo y contrario a derecho, que funcionarios, políticos o autoridades de turno, sean nacionales, provinciales o municipales, sindicatos o entidades de derechos humanos, que los apoyan, califiquen como originarios a los pueblos trasandinos, que no lo son, conforme antecedentes históricos irrefutables.-

Yo me pregunto que interés los mueve, ya que los mapuches violentan nuestra constitución y nuestras leyes, atentan contra nuestra soberanía, ofenden nuestra bandera y no respetan los derechos y garantías que consagra nuestra constitución.- Será tal vez “desintegrarnos” nuevamente.-

Para terminar este punto conviene tener presente que comunidad, “es un conjunto numeroso de personas, unidas por reglas comunes”, concepto más amplio que el “de familia, que es un grupo mucho menor, de personas emparentadas por lazos de consanguinidad o matrimonio”.-

Ahora bien.- En la Argentina hay pueblos originarios.- Por supuesto que sí, son muchos los que aun quedan en nuestro Norte, lamentablemente olvidados por el Estado Nacional y las provincias.- Pero lamentablemente, ya no quedan en el Sur.-

III.-

Hecha esta resumida introducción, veamos cuales fueron nuestros pueblos originarios del sur, para tratar a continuación de los trasandinos que en la actualidad se denominan “Mapuches”.-

Para ello debemos recurrir al auxilio de las noticias de los capitanes de la conquista y sus relatores, de los frailes franciscanos y los misioneros jesuitas, de los exploradores de nuestro territorio, de nuestros pioneros, de nuestros soldados y marinos, que afortunadamente conservamos y tenemos a través de sus archivos, relatos y publicaciones.-

*) Hablaré primero, siguiendo las noticias de Luis De La Cruz en su informe titulado “Descripción de la Naturaleza de los Terrenos que se comprenden en los Andes, poseídos por los Pehuenches”, de los Pehuenches o Peguenches, del noroeste de Neuquén, del Campanario, del Río Agrio, de Barbarco, de la costa noroeste del río Neuquén.-

Entre ellos, el cacicazgo no era hereditario, sino que correspondía a quienes sobresalían por su valor y fortaleza.-

Tenían la misma lengua de los Huilliches chilenos, que Casamiquela califica también como de etnia Pehuenche, no Araucana, a veces sus enemigos, otra sus aliados.- También tenían como enemigos naturales a los Aucas o Araucanos.-

Peleaban de a caballo desde que lo trajeron los españoles, siendo sus armas la lanza, el machetón, la hondas, la bola (piedra recubierta de cuero sujeta con una cuerda larga), la boleadora y el cuchillo que a ninguno le faltaba.-

Cubrían en el combate su cabeza con unos sombreros duros de cuero vacuno y el cuerpo con un coleto del mismo cuero.- Lo habían aprendido del español.-

Eran una nación muy belicosa, de un metro setenta promedio de estatura, robustos, nerviosos y físicamente muy fuertes, más que los araucanos.- Originalmente dolicocéfalos, pintaban su rostro con tintas negras, rojas o azules a veces con guardas blancas.- Su pelo era como el de todo nuestros indígenas, negro y abundante, que sujetaban por medio de una faja sobre la cual calzaban un sombrero.- Su cara era redonda, su nariz chata, su boca chica y bien hecha, sus piernas musculosas, sus pies y manos pequeños.-

Primitivamente vistieron un quillango hecho con cueros cocidos de los animales que cazaban, que reemplazaron en el siglo XVIII por dos mantas de un tejido parecido al barragán, de color azul.- Una la prendían con una faja a su cintura, que les llegaba a la pantorrilla y les dificultaba montar.- La otra es una especie de poncho de la que prescindían al cazar o pelear.- Usaban unas botas hechas de cuero de vaca o de caballo, para lo que les cuerean las piernas al animal.-

Eran grandes jinetes pero a veces para montar o ciertos juegos se ponían unos bragueros de cuero para tener libertad de movimiento.- Les gustaba alhajar su cabalgadura con freno y piezas de plata.-

Sus viviendas fueron siempre toldos de cueros, cocidos entre sí, elevados por horquetones de ramas de árboles plantados en tierra de mayor a menor, de modo tal que permitían escurrirse al agua que al llover caía sobre los mismos.- Dejaban una abertura para la salida del humo de sus fuegos.-

Eran nómades, cazadores y recolectores.- Su principal alimento era la carne, y no sabían de cultivo alguno.-

Estos Pehuenches posteriormente desalojaron a los Puelches del sur del río Diamante, en Mendoza, donde eran pueblo originario, y se instalaron en la región de Malagüe hasta el Campanario, y por el sur de su territorio original, coincidiendo con la época de la expedición de Fray Menéndez (fines del siglo XVIII), posterior al la expedición del Piloto Villarino, unidos a los Huilliches en esta empresa, empujando a los Puelches y Poyas, a la costa sur del río Limay.-

**) Veamos ahora a nuestro otro pueblo originario, el más numeroso e importante, los Tehuelches, de más estatura y corpulencia física.- Su raza y su rama era la Pampeana.-

Los clasificaremos como Septentrionales, a los que habitaban entre los 34 y 41 grados de latitud austral, o sea los Güenaken, también llamados Puelches o Pampas Serranos y los Gününa Kena o Pampas.- Los Pampas a su vez se dividían entre sí, llamándose a los ubicados al Norte Taluhets –los querandíes pertenecían a esta familia-, al suroeste los Dihuehets y al sudeste los Chechehets.-

Eran de elevada estatura.- Su lengua era el Hest.-

Los Meridionales, que habitaban al sur del río Santa Cruz hasta estrecho de Magallanes, o para ser más preciso entre los 39 y 53 grados de latitud austral, llamados Aoniken o Patagones o tehuelhets o tehuelches, de lengua Tsoneka, parecida a la anterior pero más dura, de no menos de un metro setenta y cinco a más de un metro noventa - muchos de hasta 2 metros-, de estatura.- Eran los aborígenes más alto de nuestras tierras.-

Su cabeza era ovalada, más larga que ancha, dolicocéfalos, y su cuerpo corpulento, muy bien formado y proporcionado como el de los Septentrionales.-

Finalmente estaban los Selk’nam, llamados Onas por los españoles, , o sea los Tehuelches Australes, también altos y corpulentos como los meridionales, que habitaban en Tierra del Fuego.-

Los Haus, de la peninsula Mitre, eran iguales pero de menor estatura.-

Estos Tehuelches que ocupaban tan gran extención de territorio, eran sin embargo mucho menos numerosos que los Araucanos.- D’Orbigny, por ejemplo, al escribir “El Hombre Americano”, que se público en 1839, calculaba que los Araucanos eran unos 30.000, los Patagones apenas 10.000 y los Puelches solamente unos 600 individuos, lo que señala una desproporción que fue otro elemento que facilitó la Araucanización de nuestras Pampas.-

Los Tehuelches eran cazadores y recolectores, por consiguiente nómades.- Vivían en toldos de cuero fácilmente transportables, similares a los de los Pehuenches, vestían quillangos que hacían de pieles que cocían entre si, calzando además los del sur una especie de zapatos de cueros cocidos con el que envolvían sus pies dándole un gran tamaño y se cubrían la cabeza con gorros de piel.-

Sus armas eran el arco y las flechas, bolas de una piedra sujeta por una larga soga, boleadoras y cuchillos.-

***) Desde ya que finalmente, sobre la costa sur de la isla grande, estaban los Yaganes, indígenas canoeros de origen Andido-Peruano.-

****) Veamos ahora a los Auca o Araucanos, aborígenes chilenos también de origen Andido Peruana.-

Muchos historiadores y antropólogos indican que procedían del Collasuyo, razón por la cual sus características físicas tienen mucho en común con el Aymara.- Hoy su denominan Mapuches.-

Penetraron a nuestro territorio para asentarse en el mismo durante y después de la guerra a muerte en Chile (1818/1824), es decir a partir del siglo XIX, si bien para malonear lo hicieron desde mediados del siglo XVIII y sus relaciones comerciales con nuestros tehuelches comenzaron a fines del siglo XVII.-.-

Don Tomas Guevara, estudioso de la etnias que poblaron Chile, en su libro “Historia de Chile – Chile Prehispano”, dice que originalmente descendieron del Collasuyo Inca , expulsados por las guerras con los habitantes del Antisuyo con los del Chinchasuyo, y nos marca las siguientes características físicas , muy distintas a la de nuestros aborígenes sureños : Cabeza y cara redonda, frente cerrada, cejas rectas y poco pobladas, ojos pequeños, cabellos negros lisos y largos, nariz baja y ancha, boca dilatada con labios abultados, frente cerrada, barba corta (se la arrancaban), cuello corto, pecho ancho, fuertes los bazos y las piernas que tenían un desarrollo voluminoso pero corta extensión (desproporcionada) comparada con su torso, complexión robusta, manos y pies pequeños y redondeados, piel morena, dedos gruesos.- Su estatura media es de un metro sesenta, midiendo los más altos hasta un metro setenta centímetros .- D’Orbigny dice que median entre un metro sesenta y dos, la mayoría, a un metro setenta , y sus mujeres alrededor de un metro cincuenta (coincide Guevara).-

Eran cazadores, recolectores y agricultores.- Por eso eran sedentarios y vivían en Rucas cuadradas o redondas, de piedra o madera según la región, generalmente con dos puertas y una abertura en el centro para dar salida al humo.- de su fuego.-

Su territorio, el Arauco, estaba perfectamente delimitado en lo que es hoy Chile, por el Río Bio Bio, que desemboca en el Pacífico a la altura de Concepción y Talcahuano, al Norte, el Río Toltén al Sur, el Océano Pacífico al Oeste, y los Andes al Este.- Es decir, un territorio que dividió en dos, hasta 1883 en que se produzco su conquista definitiva, a la República de Chile.-

A su vez, dentro del mismo, quienes habitaban en la costa se denominaban Costinos, los del centro Abajinos, los que se recostaban contra la cordillera Arríbanos o Moluches, y desde el Cautín al Sur (en la zona del Río Imperial), Vorogas o Boroganos.-

Buenos guerreros, resistieron la invasión de los Incas y posteriormente aprendieron de los españoles el arte de la guerra.- Con la aparición del caballo, que adoptaron, usaron una larga lanza de caña de varios metros, que llevaban arrastrando su mango por el suelo durante sus jornadas.-

Hoy, repito, se denominan Mapuches y pretenden en nuestro país derechos que no tienen.- A principios del siglo veinte nos dicen Outes y Bruch en su libro “Los aborígenes en la República Argentina”, no pasaban de algunos cientos.- Hoy superan la cantidad de 130.000 individuos, que no tienen los que más, más de tres o cuatro generaciones en Argentina.-

Sus vecinos en Chile, al Norte eran los Picunches, al sur los Huilliches y al Este, en Argentina, tras los Andes, nuestros auténticos aborígenes, los Tehuelches Septentrionales, llamados Guenaken, más conocidos como Pampas Serranos o Puelches, que convivían en la zona del Nahuel Huapi con los Poyas, también Tehuelches.-

Los Moluches, con el apoyo de patriotas chilenos y un cañón, habían vencido en 1821 a nuestros Tehuelches, en el combate de Choele Choel, matando a sus caciques y arrojándolos al Sur de Río Negro y a la provincia de Buenos Aires.-

Al año siguiente, los Vorogas, vencidos en la guerra a muerte en Chile, fugaron con toda su gente a nuestro país conjuntamente con los guerrilleros realistas del coronel Pincheira, dedicándose primero a talonear, pero en 1828 se afincaron en la zona de Puan, Guaminí y la Laguna de Montes, expulsando nuevamente a nuestros Pampas de esa región, al interior de la provincia, y lanceándolos nuevamente el 1830, a los que estaban en la Sierra de la Ventana y Curamalal.-

Finalmente, en 1834, don Juan Manuel de Rosas le permitió entrar a los lanceros Huilliches de los hermanos Calfulcurá y Namuncurá, a condición, que no cumplieron, de que atacarán a los por él muy odiados Ranqueles.- No lo hicieron, pero en cambio en Masallé masacraron a los Vorogas de Rondreau y Melín y dos años después en el río Agrio a los Moluches de Raylef.- Por estos hechos, Rosas les permitió asentarse en Salinas Grandes.- El resto de la historia todos la conocen.-

Es así como en el siglo XIX se comenzó a producir el asentamiento en el mal llamado desierto, de los pueblos trasandinos, expulsados durante la campaña del desierto de 1879 y las campañas de Neuquén de 1881 y 1883.-

La mayor parte pasó nuevamente a Chile, donde vencidos también con el ejercito de ese país (campaña de 1883), algunos regresaron pacíficamente a asentarse en la Argentina.- Con esos araucanos, los descendientes de los de la época de la conquista, no tenemos problemas.- Se sienten lo que realmente son, argentinos.-

No ocurre igual con los llegados en los últimos sesenta años, que pretenden aquí y por que no decirlo, también en Chile, de donde vinieron, derechos de pueblos Originarios.-

Aprovechan la falta de autoridad y el desorden que hay actualmente en nuestro país para reprimir los abusos, el desconocimiento de mucha gente y el desinterés de autoridades y políticos.-

Van continuamente ocupando fracciones importantes de campo, vulnerando el derecho de propiedad de sus legítimos dueños, incluso en fracciones de Parques Nacionales y terrenos del ejército, reclamándolos como propios, que no lo son ni lo fueron nunca.-

No se consideran actualmente ni argentinos ni chilenos, sino Mapuches.- En forma insolente han llegado a bajar nuestra bandera para izar la suya, creada hace apenas algo más de una veintena de años.-

Pretenden crear un Estado Mapuche en territorio Argentino.-

Señores, debemos tomar conciencia de lo que esta ocurriendo y reaccionar como lo están haciendo muchos pobladores de nuestro sur.- En Chile, donde son realmente originarios, el gobierno ya lo han hecho.-
Dr. Crespo Montes, señores Académicos, señores, les pido disculpa por haber ocupado esta tribuna para una conferencia que va más allá de lo que corresponde a una presentación académica.- Me he dejado llevar por mis sentimientos y mi indignación ante los hechos que acabo de exponer.-

Pero no debemos permitir la desintegración, ni grande ni pequeña, del territorio que nos legaron con sacrificio y sangre nuestros antepasados.-

Muchas gracias.-

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